8.5.12

#6. Calixto Café


Catamarca entre Oroño y Balcarce. Pizarra en la vereda. Del otro lado del vidrio, una mesa ratona y dos sillones rojos. Cuadros en las paredes. Paredes verdes, rojas, blancas. Entramos. Cómo no hacerlo. Pienso: “Si el café está bueno, me vengo a vivir acá”. No digo nada y sonrío. Georgina tiene la cámara floja cuando ve cosas bellas, así que empezó a sacar fotos tímidamente (?) mientras caminábamos buscando una mesa. Ante la mirada extrañada del chico que luego iba a atendernos, preguntamos si podíamos sacar fotos (un poco tarde, ok). Por supuesto, podíamos. Eso generó una charla en la que el chico (disculpen, pero olvidamos preguntarle el nombre así que vamos a llamarlo ‘el chico’) nos explicó cuál era el “espíritu” del bar: toda la pastelería y la comida son caseras y sanas, hechas por ellos, y todo lo que puede verse en el bar (los muebles, las heladeras intervenidas, los vinilos) es obra de algún artista plástico. Calixto funciona también como una suerte de galería de arte: si sos artista plástico podés llevar tu propuesta y ver tus cuadros allí expuestos, con todo lo que eso implica. 


Quien nos atendió es un ejemplo concreto de que la atención puede ser súper amable, sin violentarte (alguien debería contratarlo para darle charlas motivacionales (?) a los empleados de Starbucks, se me ocurre). Nos sentamos en los sillones que están alrededor de la mesa “Tita Merello” (Tita Merello en la mesa, casi muero de la emoción). El lugar es amplio, lo que nos hace pensar que si todas las mesas hubieran estado ocupadas, no nos hubiéramos visto obligadas a participar involuntariamente de las charlas del resto de los clientes (salvo que griten, pero eso no es culpa de la gente de Calixto, claro está), lo que lo hace un magnífico lugar para leer. La iluminación es agradable; la música, tranquila; los sillones, para quedarse horas (dan ganas de llevarse las pantuflas y quedarse hasta que cierren, pero no lo hagan, por las dudas). 

Como si esto fuera poco, la pastelería es una de las mejores que hemos probado y los precios son razonables. Pedimos un café doble, un café con leche, una porción de tarta de dulce de leche y coco y un brownie ($48). El café rico, bien hecho (mi control de permanencia de la espuma (?) resultó óptimo); el coco de la tarta se deshacía en la boca (increíble) y el dulce de leche era sumamente suave y no empalagoso; el brownie tibio estaba impecable. Tan impecable como la presentación. ¿Qué más se puede pedir? ¿Wi-Fi? Sí, tienen Wi-Fi y funciona perfectamente.



Nos encantó Calixto, por si no lo habían notado. Nos gustó tanto, que casi les avisamos que los íbamos a reseñar, pero después nos dio pudor (?) y no lo hicimos. Además de encantarnos, es uno de los mejores lugares para leer que hemos visitado hasta el momento. Vamos a volver y mucho, así que iremos probando otras cosas y los mantendremos al tanto. Si están en Rosario, vayan que no se van a arrepentir. Si no, vengan, ¿qué están esperando?