No todo es merendar en la vida. También el almuerzo puede ser un buen momento del día para hacer una pausa y leer algo mientras se alimenta el cuerpo. Con esa idea, nos encontramos en Punto (San Lorenzo y Pueyrredón), el último descubrimiento gastronómico (?) de Georgina.
Instalado en una casona antigua, Punto funciona como almacén de alimentos naturales, restaurante o cafetería y espacio de arte. Las seis mesas en las que se puede comer in situ casi aseguran un ambiente tranquilo, ideal para leer (salvo que tengas la suerte de que justo, justo haya niños correteando sobre los pisos de madera, pero es un detalle nomás: ningún correteo puede durar eternamente). La música es adecuada y el ambiente, muy luminoso. La atención, muy amable.
Pedimos un menú del día (timbal agridulce de mijo con ensalada y verduras salteadas, $35) y un sándwich en pan árabe (rúcula, tomates deshidratados, queso de cabra o tofu, aceitunas negras y mayonesa de zanahoria, $38). Ambos acompañados con agua de frutas (una perfecta mezcla de manzana, limón, anís estrellado y alguna cosa más que no recuerdo). Yo no soy súper fanática de estas bebidas, pero pasó ampliamente la prueba de mi quisquilloso (?) paladar.
Más tarde, pedimos dos cafés ($9 cada uno) y, para probar, una porción de budín de zanahorias vegano ($15) y una cookie de avena con chips de chocolate ($4). El menú del día gozó de la total aceptación de quien lo ingirió y el sándwich estaba buenísimo. Nunca había probado el budín vegano: también pasó la prueba, a pesar de que las pasas de uva rubias no son algo que yo vaya a comer voluntariamente con alegría. Gastamos, entonces, unos $60 por persona entre almuerzo y merienda temprana, así que podríamos afirmar que se puede comer sano y rico por un precio razonable.
Cuando los otros clientes fueron retirándose, el ambiente pasó de bueno, agradable para leer a ideal. Suma tranquilidad, ninguna molestia, ni siquiera del exterior. Además de poder comer allí, uno puede adquirir los productos del menú para llevar, además de semillas, cereales, panes, pastas, etcétera.
Punto fue una experiencia distinta, sumamente recomendable, de esas para repetir y convertir en rutinas. Si andan por Rosario, vayan y prueben; no se van a arrepentir.
Fotos: Georgina Matich
PD: el ingrediente del agua de frutas que faltaba: canela.